¿CÓMO CAMBIARÁ EL MUNDO DEL TRABAJO EN EL FUTURO?

¿CÓMO CAMBIARÁ EL MUNDO DEL TRABAJO EN EL FUTURO?

El mundo del trabajo es un fenómeno con muchísimos lados. Desde el punto de vista del mercado laboral, la oferta y la demanda tienen cada una dos vías: las personas ofrecen talento y demandan trabajo, mientras que las organizaciones demandan talento y ofrecen oportunidades laborales. No es tan simple en este caso la dupla oferta/demanda, pues las ofertas laborales son escasas y, paradójicamente, las personas con los talentos para los trabajos que se están configurando en la actualidad, también lo son. Sin embargo se prevé que haya un gran impulso a la automatización en el futuro, lo que implica un desplazamiento de la fuerza laboral humana y su reemplazo por robots y otros dispositivos.

Pero analicemos primero el escenario inmediato. En el white paper de ManpowerGroup “La Era del Potencial Humano” se identifican cuatro macrofuerzas que dan forma hoy a los mercados laborales, y que determinan también cómo se van configurando los escenarios a corto plazo:

  1. Las decisiones de las personas, que escogen en qué adiestrarse para trabajar y cómo asumir el trabajo, si se dejan llevar por empleos informales o incluso ilegales, si descuidan o atesoran sus oportunidades, etc. Ello determina qué tan empleable será la persona en el contexto en el cual va a laborar, y si su perfil baja en términos de demanda su empleabilidad será menor, mientras que si es alta podrá elegir y negociar más ventajosamente sus condiciones de trabajo, pues las empresas apetecen su talento. 
  2. La sofisticación creciente de los negocios, que se hacen cada vez más complejos, intrincados, efímeros e inciertos, y demandan talentos flexibles e innovadores para adaptarse y ser sostenibles en el mercado.
  3. La falta de correspondencia del talento, ya que pocas personas cumplen esas condiciones de ser flexibles e innovadores, además de comprometidos (recordemos el estereotipo de los “millennials”, de quienes se dice que no son leales a ningún trabajo sino a sus proyectos de vida, aunque la generalización sobre ellos es muy discutible) y, de acuerdo con la investigación “Escasez de Talentos”, también de ManpowerGroup, son igualmente escasas las competencias duras para los trabajos actuales.
  4. La revolución tecnológica, que ha hecho precisamente que las personas y las empresas vivamos y trabajemos de formas distintas a las de los años recientemente anteriores y se prevé que en el próximo lustro vendrán aún más cambios, y que se implementarán cada vez más rápidamente.

Tanto empleadores como empleados buscan aprender más sobre el tema para anticiparse a las condiciones venideras. Sin embargo, no es posible estar totalmente seguros de lo que se viene, pues son demasiados cambios y suceden a creciente velocidad. En esta época “lo único cierto es la incertidumbre”, y los puntos de vista son múltiples y dispersos en este tiempo de “postverdad”. En el Foro de Davos, Suiza, el señor Klaus Schwab ha dicho que la cuarta revolución industrial, en la cual la tecnología no solamente nos facilita actividades desde lo manual sino también desde lo mental, trae cambios desde lo físico (vehículos autónomos que, por supuesto, no requieren conductores, impresión 3D, lo que suprime la necesidad de producir piezas y objetos en masa, robótica avanzada, sustituyendo personal de servicio, nuevos materiales, etc.), lo digital (internet de las cosas, inteligencia artificial, Blockchain -el cual puede llevar incluso a que los trabajos dedicados a garantizar la legalidad de negociaciones y contrataciones ya no se necesiten-  e inteligencia artificial, con diagnósticos y propuestas de acción para resolver problemas en todo tipo de temas, desde salud hasta prospectiva económica, incluso más acertadamente que los que puede ofrecer un ser humano de ahora, entre otras cosas) y lo biológico (impresión 3D de órganos y alimentos, salud mental mediante neurotecnología, cultivo de tejidos y especies, clonación, etc.). Esas tres dimensiones de cambios implican a su vez nuevas formas de existir y coexistir en la sociedad y, claro, en el trabajo.

Dice el Departamento de Trabajo de Estados Unidos que 65% de los trabajos que ejercerá la próxima generación aún no se conocen, pues no han sido inventados. Tampoco se sabe con total certeza cómo evolucionarán los modelos de negocio. Los grandes innovadores de hoy, como Bill Gates y Elon Musk, han participado en discusiones acerca de cómo manejar los impactos de las disrupciones tecnológicas para que las personas y las sociedades vayamos adaptándonos y sigamos teniendo nuestros sustentos, creando por ejemplo impuestos especiales para quienes automaticen sus negocios y reemplacen mano de obra por robots, de forma tal que las personas desplazadas por estos no caigan en la inviabilidad económica y han creado, incluso, un fondo con otros líderes para investigar y financiar iniciativas para aminorar el golpe de las tecnologías en la empleabilidad de la población. La Organización Internacional del Trabajo habló en 2015 de la necesidad de generar, antes cinco años, 280 millones de empleos para recuperar los niveles económicos anteriores a la crisis de 2008, pero por otro lado se calcula que las tecnologías actualmente en camino podrían destruir una altísima cantidad de trabajos y crear nuevos, pero no en la misma proporción para compensar la pérdida.

Lo cierto es que los trabajos, y las formas de ejercerlos, se están transformando. La capacidad de aprender, desaprender y reaprender, haciéndonos menos apegados a las rutinas y más innovadores y adaptables, es lo que nos puede mantener empleables a lo largo de la vida. Siempre hay oportunidades para aquellos que saben vislumbrarlas y aprovecharlas, así que es en ello en lo que debemos enfocarnos, para utilizar un término tradicional pero –por lo menos todavía- no obsoleto, “manos a la obra”.

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