La comunicación es una herramienta poderosa, indispensable y efectiva para promover el Sistema de Gestión de la Seguridad y Salud en el Trabajo (SG-SST), pues con su correcta aplicación puedes lograr conectar con el colaborador y conducirlo hacia la práctica de un comportamiento seguro.
Sin embargo, la comunicación puede llegar a convertirse en un saco roto si no tienes una meta y un plan claro: inviertes e inviertes en pendones, folletos, cartillas, entre otras piezas, que no sabes a ciencia cierta para qué te están funcionando. Sí claro, por ley debes cumplir con procesos de promoción, pero ¿Estás construyendo cultura? ¿Estás marcando la diferencia? ¿Están bajando los índices de accidentalidad?
Para transformar la comunicación en una aliada del SG-SST es necesario que pongas en práctica las siguientes etapas de la comunicación:
Planea la comunicación estratégicamente
Primero, conoce a quienes te vas a dirigir: edad, deseos, preocupaciones, necesidades y toda la información necesaria para crear una comunicación que llegue al corazón de los colaboradores. Mensajes como: “la seguridad es lo más importante”, “recuerda que tu familia te espera en casa”, “tu familia depende de ti”. Están bien, pero ya no marcan la diferencia. Debemos encontrar el tono adecuado; palabras con las que los colaboradores se sientan reflejados, apoyados y motivados.
También, es importante que cuando publiques las campañas de seguridad, resaltes a primera vista las acciones correspondientes a comportamiento seguro. Máximo cinco acciones. Está comprobado que las personas no retienen más de tres mensajes. Así que deberás priorizar.
Después de tener claro las características de tu grupo objetivo, desarrolla un plan de comunicación preventiva en el que se establezcan metas a largo, mediano y corto plazo. Dichas metas deben ir de la mano con los objetivos generales del área HSEQ, el SG-SST y los índices de accidentalidad. Todo debe engranar perfectamente. No olvides establecer indicadores en los que puedas medir la efectividad de las estrategias, tácticas y acciones definidas.
La clave es conocer profundamente tus objetivos y, sin perder el panorama general, enfocarse en el conjunto de pequeñas acciones que van a ir generando el cambio cultural. Ordena las estrategias por fases y planea las acciones. Apóyate en los líderes que sean de valor para el segmento que deseas impactar. No necesariamente supervisores o coordinadores, también pueden ser personas que influencien positivamente en tu grupo meta.
Como siguiente paso, evalúa qué tan eficientes están siendo los canales internos de reporte o si debes abrir unos nuevos para gestionar con mayor eficiencia el SG-SST. Contar con buenos canales de comunicación preventiva te permite tener más contacto con los diferentes públicos de interés, lo que significa mayor cohesión y motivación del cliente interno por los programas de seguridad.
Si los canales internos funcionan correctamente, ahorrarás dinero ya que no gastarás permanentemente en canales alternativos para poder llegar hasta el trabajador, y alcanzarás con mayor facilidad la cultura de seguridad porque podrás sostener la comunicación de forma permanente y fluida.
Aplica la comunicación creativamente
Una vez tengas todas las cartas sobre la mesa, comienza la acción. Produce campañas de comunicación preventiva que sorprendan, enseñen y tengan un lenguaje simple y directo. Transforma al colaborador en un ente activo de tus campañas, involúcralo y hazlo sentir el centro de los resultados. Invítalo a analizar, proponer y materializar ideas en torno a un objetivo.
No te olvides de establecer indicadores, documentar el proceso y medir resultados. Esto te dará la claridad que necesitas para seguir invirtiendo en acciones que funcionan en tu público meta y desechar aquellas que no. Así estarás cuidando tu presupuesto futuro y manejando eficientemente los recursos del área. Recuerda que una campaña exitosa se dicta cuando las personas logran hacer la acción fijada por el objetivo.
Sostén la comunicación consistentemente
En este punto el colaborador ya interiorizó mínimo tres acciones de comportamiento seguro, participó activamente de las actividades, aprendió conceptos y experimentó por sí mismo el objetivo central de la comunicación. Ahora la misión es sostener lo que ya aprendieron.
Mantener la comunicación es, básicamente, recordar permanentemente los mensajes, las acciones y los comportamientos que los colaboradores deben aplicar para vivir en una cultura de seguridad. Esta etapa es similar al proceso de transición que experimentamos cuando queremos adoptar un hábito; la única forma de lograrlo es repetir consistentemente en el tiempo determinada acción hasta sentirla propia.
Mide la comunicación críticamente
Para asegurarte de que tus estrategias fueron exitosas es necesario que midas una vez implementes tus tácticas y acciones de comunicación. Espera al menos quince días para hacer este proceso de medición, así serás más crítico en cuanto a las respuestas que obtengas. Ten en cuenta los indicadores que fijaste desde tu plan de comunicación preventiva.
Conclusión
Si pones en práctica estas cuatro etapas de la comunicación estarás acercándote más al colaborador, tendrás un manejo más consciente del presupuesto y podrás tomar mejores decisiones en coherencia con el cumplimiento de tus objetivos ¿Qué esperas? Manos a la obra.